martes, 28 de octubre de 2014

Cioso: ingenio, reciclaje, mangos y herramientas únicas

Sus amigos le dicen Oso y su taller se denomina Cioso (Comercio e Industrias Oso). José Martín Vargas Rojas es propietario de una pequeña barraca que se dedica a fabricar herramientas, muchas de las cuales son únicas en el país, por lo que si encuentra un carril o una raspa de albañilería en alguna ferretería de La Pampa, el valle alto o alguna ciudad del occidente del país, lo más probable es que lleve el sello Cioso.

Nuestro emprendedor, además, recolecta trozos de madera desechados por otras barracas y los convierte en mangos para picos, azadones o hachas, y si los pedazos son más chicos, para badilejos y patos. Incluso probó reciclar acero para estas últimas herramientas. Con toda esta trayectoria, no es de extrañar que nuestro amigo Oso haya sido distinguido con el primer premio del concurso Emprendeideas de Soboce, versión 2013.

Los “productos estrella” de su taller son raspas y carriles (que vienen casados) y mangos para picos y azadones, pero también figuran marcos para sierras de carniceros, badilejos y patos de toda medida, y los rayadores de asfalto. Alguna vez se fabricaron incluso aradores de arroz para Chapare.

De todos modos, lo que más se vende son los carriles y raspas, dos artefactos muy demandados por los obreros de alta albañilería debido a la velocidad y precisión que permiten estas herramientas para moldear yeso en las paredes.

José Vargas recuerda que se interesó en esta actividad hace unos 20 años cuando un grupo de albañiles que conocieron estos instrumentos en Argentina y no lo hallaron en Bolivia retaron al amigo Oso a fabricarlos en su taller.

José Vargas aceptó el reto, aunque tomó tiempo y esfuerzo perfeccionarlos, sobre todo si se trata de un trabajo artesanal.

“Creo que la clave es la dedicación. Uno se enamora de su trabajo. He querido hacerlo y lo hice”, cuenta a tiempo de relatar que muchos otros carpinteros y propietarios de barracas trataron de imitar su obra sin mucho éxito. Por eso, si ve un carril y su raspa en el mercado o es producto argentino de 10 y 8 dólares respectivamente o es marca Cioso, de 34 y 26 bolivianos.

Algo parecido ocurre con los marcos (sierras de carnicero), trabajados con base en modelos brasileños y alemanes, pero adaptados a las exigencias de sus clientes. “Mi lema es producto de bolivianos para los bolivianos”, agregó. Esta misma lógica aplica en los badilejos y patos, diseñados para manos de los albañiles del país estableciendo la diferencia con los productos chinos. Estos dos últimos, así como los mangos para instrumentos de labranza, están elaborados con material que las barracas y mueblerías desechan o las regalan para leña.

Nuestro emprendedor empleó tornos construidos por la propia familia para los moldes redondeados y una copiadora automática para los mangos ovalados, de donde además, se extrae una viruta suave que nuevamente es reutilizada, esta vez para el piso de las granjas de pollos.

PERFIL

Talento

• José Martín Vargas Rojas tiene 54 años. Estudió Ingeniería electromecánica, aunque no concluyó la carrera por razones de trabajo.

• Toda su vida la dedicó la madera y metales, tarea que heredó de su padre, que era carpintero y herrero. También recuerda a su madre que ayudaba con las ventas en la calle Guatemala.

• Otra gratitud es para con su hermano, quien le ayudó a implementar los tornos.

• Ahora, su esperanza son sus cinco hijos: Karen, Reynaldo, Paola, Brian y Carolina. “Ellos tienen que perfeccionar el trabajo porque ahora viene la tecnología”, comentó.

• Su hija Karen estudió Mecánica Industrial y, como él, parece ser una persona que también se enamora de esta actividad, según refiere el padre.

Proceso

• Cioso, un taller familiar con más de 20 años de vida. Actualmente, busca formalizarse como empresa.

• Su herramienta estrella es la copiadora de mangos, pero también figuran tres tornos habilitados por la familia, garlopas, lijadores, tornillos sin fin, rociadoras, arcos, pedestales, guillotinas y otros.

• Cioso tiene gran demanda de las raspas con sus respectivos carriles.

• El carril, salido del taller, cuesta 34 bolivianos, y la raspa 23. Si estos productos llegaran de Argentina, costarían 10 y 8 dólares.

• Los mangos para azadón cuestan 10 bolivianos y para picos, 12.

• Los badilejos oscilan desde 90 bolivianos hasta 160, según la medida.

• El pato cuadrado va desde 100 hasta 160 la docena.

• Los canaleadores para divisor, 80 bolivianos la docena, y el cantonero a 70.

• Los productos tienen alta demanda en el valle alto y valle bajo. En la ciudad, los productos se ofrecen en ferreterías de La Pampa y zonas periurbanas.

• Para contactos: 4036320, 72295498 y 72736660.

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